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Una cara de la pobreza.el racismo
Para muchos nos resulta sorprendente que continúe enseñándose esta versión de la historia que durante décadas ha sido criticada y revaluada. Por esta razón, a finales de 2004 se emprendió una investigación que pretendía develar las estructuras y estrategias discursivas empleadas por las élites, en particular la escuela, para legitimar determinadas prácticas sociales como el racismo y la discriminación. Estos son algunos de los resultados.
Una nación, múltiples culturas
La Constitución Política de 1991 proclama a Colombia como un país multiétnico y pluricultural, mientras que los textos escolares siguen hablando de una única y homogénea nación. Así, es fácil encontrar enunciados como : « La nacionalidad consiste en estar identificados con el grupo humano que comparte nuestra historia, nuestros valores, nuestras creencias y nuestro país ». Enunciados como éste resaltan más la idea de igualitarismo que de diferencia, y se reiteran en otros textos que corroboran la idea de homogeneidad al hablar de una única historia, lengua y tradiciones, y dejan de lado gran parte de la población que habla otras lenguas y posee tradiciones y costumbres diferentes.
En los actuales textos escolares se percibe la tendencia a invisibilizar una parte de la población : los afrocolombianos y los indígenas. Estas comunidades prácticamente desaparecen de la representación de la identidad nacional ; lo poco que de ellas se menciona obedece a los consabidos estereotipos que aluden a su carácter festivo y alegre, en el caso de los negros, y a su relación con la naturaleza, en el caso de los indios.
Además de in visibilizar personas, los textos también ocultan prácticas sociales como el racismo. Existe cierto temor a presentar las realidades como son y, sobre todo, a darles sus propios nombres ; los autores prefieren hablar de discriminación en lugar de racismo, y niegan su existencia en Colombia, tienden a asociarlo con países como Estados Unidos o Sudáfrica. Aun más grave es que justifican la discriminación a partir de procesos históricos heredados de otras culturas, en los que unas sociedades más poderosas y civilizadas se impusieron a otras, más débiles, inferiores y menos desarrolladas, y como práctica que obedece a un devenir natural de la historia, producto de la evolución de las culturas.
Estas ideas las sustentan textos como el siguiente : « La humanidad se ha desarrollado por muchos caminos que han modelado múltiples sociedades y civilizaciones a través de la historia. (...) Estas diferencias entre culturas, colectivos o individuos dentro de una misma sociedad, en algunos casos, se interpretan como deficiencias, originando un sentimiento de rechazo ».
Historia sin memoria
Por otra parte, la información que los autores dan de los grupos discriminados es parcial, estereotipada y desactualizada. Se limita a cifras, estadísticas y datos geográficos. Así la mayor parte de las referencias de los afrocolombianos son sobre el pasado y se asocian, en general, al periodo de la esclavitud. En textos como : « Desde el año 1550, aproximadamente, comenzó el tráfico de esclavos de África hacia América, y a partir de 1720 hacia las islas del océano Índico (...). El flujo de negros esclavizados perduró cuatrocientos años, durante los cuales, millones de africanos atravesaron el océano Atlántico para posteriormente ser vendidos a los colonizadores de América », es recurrente el ocultamiento de los agentes de la esclavitud mediante el uso de las oraciones impersonales y voces pasivas.
En ocasiones queda la impresión de que la esclavitud sucedió porque los esclavos así lo quisieron, o por lo menos nadie los obligó. Nótese en el texto cómo presentan la idea de que los esclavos vinieron por voluntad, pues ellos solos « atravesaron » el Atlántico, y cómo desvirtúan el carácter negativo de la esclavitud mediante el empleo del verbo « perdurar », con clara connotación positiva.
El análisis del nivel gráfico muestra fotografías o ilustraciones descontextualizadas que distraen la atención, y crean malas interpretaciones. Es importante señalar que las fotos de las comunidades negras tienden a aparecer relacionadas con pobreza, abandono, desempleo, segregación, desplazamiento, esclavitud o discriminación.
Por último, respecto a cómo las editoriales y sus autores seleccionan y distribuyen la información en los textos son criticables dos hechos : primero, la mayor concentración de información se acentúa en la primaria, cuando los niños no han desarrollado plenamente una conciencia crítica. Durante el bachillerato, cuando las temáticas tienden hacia la economía y el desarrollo de las ciudades y las culturas, y cuando podría darse una comprensión mayor, los textos no vuelven a mencionar a los indios, y a los negros los relacionan solo con la esclavitud y la discriminación.
Al finalizar el bachillerato los jóvenes desconocen la diversidad étnica colombiana. No saben nada respecto a la cultura, economía, costumbres ni desarrollo sociológico de las diversas comunidades y, seguramente, habrán olvidado lo poco que se mencionó años atrás en la primaria ; segundo, cuando los autores mencionan las poblaciones negras e indígenas, no lo hacen dentro del grueso del texto, sino en secciones complementarias o de actividades. Esto da la idea de que no todas las temáticas tienen la misma importancia.
La referencia étnica o racial parecería en ocasiones simple anécdota o curiosidad. Además el hecho de que estas secciones se denominen « situación problema » hace que estos grupos pasen del anonimato a convertirse en problemas.
En conclusión podría afirmarse que el tratamiento discursivo dado a temas como el racismo no es sólo un problema de ponderación de la información y de control editorial sino que se encuentra profundamente arraigado en las representaciones discursivas e ideológicas de quienes lo sustentan. En dicho sentido no bastaría el conocimiento y manejo conceptual del fenómeno sino que sería necesario el desentrañamiento del propio discurso que obliga a quien lo vehicula a moverse en sus propias lógicas de enmascaramiento. El discurso mismo como aparato ideológico actúa por encima de los individuos.
Sandra Soler Castillo
Docente Universidad Distrital
PhD. en Lingüística y Comunicación de la Universidad de Barcelona
Un Periódico
Publicación de la Universidad Nacional de Colombia