Aldesoc, Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Social del Conocimiento

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Contra la violencia la inteligencia (V)


Decíamos también que la educación tiene una función social al asegurar la dirección y desarrollo de los seres (inmaduros = sin experiencia), en la vida del grupo al que pertenecen. Que por lo tanto la calidad de la educación dependerá de la calidad de vida que prevalezca en el grupo.

De igual manera una sociedad que no solo cambia sino que tiene el ideal del cambio, poseerá normas y métodos de educación diferentes de aquella que aspire solamente a la perpetuación de sus propias costumbres.

El ideal de sociedad no puede extraerse de las cabezas sino que hay que basar nuestra sociedad en las sociedades que realmente existen, con el fin de tener la seguridad de que nuestro ideal es practicable, comentábamos igualmente, Pero decíamos también que el ideal no puede repetir simplemente los rasgos que se encuentran en la realidad. La clave está en extraer los rasgos deseables de forma de vida en comunidad que realmente existen y utilizarlos para criticar los indeseables y sugerir su mejora.

Decíamos más : que democracia no es solo una forma de gobierno sino que es una forma de vivir asociados y de experiencias comunicadas entre sí, es decir, un interés mantenido en común y cantidad de intercambio e interacción cooperativa con otros grupos.

Todo esto decíamos. Pero no vamos a repetirnos. Sólo bástenos seguir con lo de un interés común y un intercambio libre entre los grupos para desear la existencia de una sociedad además democrática.

La cuestión fundamental, a mi modo de ver, es el cómo ordenar (Fin) los objetos como semejanza mental /inteligencia común, ideal, experiencias comunicadas, elección libre, educación progresiva, sociedad democrática con el Resultado de una eficacia social.

Vale la pena detenernos en definir lo que es un fin en cuanto cae dentro de una actividad en vez de ser dado desde afuera. Nos aproximamos a la definición por contraste de los meros resultados con los fines. Toda manifestación de energía produce resultados. Una riada de agua barre los senderos y cambia el trazado del camino. Aquí hay un resultado, un efecto pero no un fin., pues no hay nada en el producto que llene o complete lo que había antes. Un fin implica una actividad ordenada, en la cual el orden consiste en la progresiva terminación de un proceso. Dada una actividad que tiene un espacio de tiempo y un desarrollo acumulativo, dentro de la sucesión temporal, el fin significa previsión anticipada de una terminación posible. Un fin conlleva pues la previsión de resultados.

Actuar con un fin equivale a actuar inteligentemente. Prever el término de un acto (fin) es tener una base sobre la cual observar, seleccionar y ordenar los objetos y nuestras propias capacidades. Hacer estas cosas es tener espíritu, pues el espíritu es la actividad intencional con propósito, controlada por la percepción de hechos y de sus relaciones recíprocas. Tener un espíritu para hacer una cosa es prever una posibilidad futura ; es tener un plan para su realización, es decir, poseer un plan que tiene en cuenta los recursos y las dificultades.

El espíritu es la capacidad para referir las condiciones presentes a los resultados futuros y las consecuencias futuras a las condiciones presentes. Y estos rasgos son los que entendemos por tener un fin o un propósito. Un hombre es estúpido o ciego o inteligente falto de espíritu, en la medida en que en una actividad no sabe lo que ocurre, a saber, las consecuencias probables de sus actos. Un hombre es imperfectamente inteligente cuando se contenta con conjeturar el resultado más vagamente de lo que es necesario, limitándose a los azares de su suerte, o cuando forma planes aparte de las condiciones reales, incluyendo sus propias capacidades. Esta falta de espíritu significa hacer de nuestros sentimientos la medida de lo que va a ocurrir.

Para ser inteligentes nos debemos « detener, mirar, escuchar » al realizar el plan de una actividad. Identificar la actuación con un fin y con la actividad inteligente es bastante para mostrar su valor y su función en la experiencia. Somos dados a hacer de la « conciencia »(espíritu) un ente abstracto. Nos olvidamos que conciencia viene de consciente. Ser consciente es darnos cuenta de lo que nos ocurre ; significa los rasgos observadores, deliberados, planeadores de la actividad. La conciencia no es algo que tenemos, y que observa ociosamente la escena fuera de nuestro entorno, o que tiene impresiones producidas por las cosas físicas ; es un nombre que designa la cualidad con propósito de una actividad. Tener conciencia es tener un fin y actuar con sentido, no como una máquina automática (aunque liberadora) ; es tener el propósito de hacer algo y percibir el sentido de las cosas a la luz de aquel intento.

Era preciso tratar de definir lo que son meros resultados de los fines y lo que hace del hombre inteligente un ser que tiene espíritu cuando actúa y se comporta inteligentemente.

En otra entrega concretaré cómo el fin está ligado a la eficacia social, que era mi intención desarrollar en este capítulo, pero que como ven no pudo ser.

Cordial saludo. Espero no haberles acelerado su aburrimiento !

Pilar Cataño

ALDESOC-MADRID

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