La escuela : un lugar para el pensamiento libre, por supuesto crítico

Madrid, 17 de Julio de 2012

Por LIberta

El espíritu crítico se muestra desde la niñez. En realidad el niño nace con espíritu crítico que de forma natural va desarrollando a lo largo de su vida si no encuentra obstáculos que se lo impidan. Desde que el niño es consciente de su individualidad la palabra que lo caracteriza y lo individualiza es el NO. Desde temprana edad el niño empieza a manifestar su autonomía y su necesidad de diferenciarse del otro, de lo que quiere ó no, de lo que le gusta ó no, A medida de que va creciendo el niño este NO diferenciador se va atenuando y va siendo reemplazado por el razonamiento y la argumentación. Luego en la adolescencia vuelve a aparecer el NO, pero esta vez como una acción de autoafirmación de sí mismo.

Este primer efecto de discernimiento en el niño que va formando su personalidad y su carácter poco a poco, desaparece y es sepultado paulatinamente, a través de la escolarización obligatoria. La escuela se encarga de anular cualquier intento de autoafirmación ó de elevamiento de sí mismo en el niño y adolescente. Y por supuesto el concepto de crítica ó razonamiento y argumentación son conscientemente borrados por el estamento escolar. Y este niño espontáneo, alegre y libre del principio se convierte en un individuo amargado, sumiso, dependiente y e infeliz. Escolar obediente y sumiso a una autoridad y a una institución. De esta manera se cumple el objetivo de la escuela de formar individuos sumisos, obedientes, convirtiéndoles en algo distinto a lo que son. Y en ello continuamos hoy y en muchos aspectos aún peor, pues ,la escuela se ha convertido en un gran lastre para el estudio y para el estudiante al obligarlo a asistir, durante un período largo de su vida (16 años) a un lugar gris y oscuro, más parecido a una prisión, que en un lugar alegre, libre, luminoso y aireado donde jugar, compartir conocimiento ,avanzar en la adquisición de aprendizajes útiles para sus vidas, en el fondo ser feliz, es una ilusion.

Estos aprendices lubrican así sus cadenas a un sistema que les aborrece y al que ellos a su vez aborrecen, y en el que se sienten inermes e impotentes. Sólo unos pocos escapan a la tiranía y al doblegamiento del estamento escolar, haciendo prevalecer sus altas miras sobre la vida, su personalidad a un coste muy alto como es el que se les margine, señale ó ignore. Pero sin duda, generalmente estos aprendices se retroalimentan e incrementan su capacidad crítica, su discernimiento y se fortalecen para no rendirse a las presiones del sistema escolar.

A excepción pues, de estos pocos escolares inconformistas, la mayoría de los estudiantes que dejan la escuela a la edad señalada por el estamento institucional, es decir, los 16 años, son estudiantes obedientes, adaptados y sumisos a la autoridad del sistema, en cuyo haber la formación académica es ninguna ; de hecho es bien conocido "el bajísimo nivel académico" del que gozan estos estudiantes por los diferentes estudios europeos que se hacen (Informe Pisa, OECD-..) Pero para la escuela actual el objetivo está cumplido, cual es el de formar personas que no cuestionen la autoridad, las instituciones y que salgan "útiles" al sistema.. El conocimiento y la elevación del espíritu a través del ejercicio de valores como la libertad, autonomía, ambiente de estudio apropiado, herramientas útiles de aprendizaje, empoderamiento, desarrollo de las potencialidades intelectuales y la información, no están dentro del conjunto de los objetivos y realizaciones del sistema actual de educación.

En atención al resultado de la educación descrita más arriba no es de extrañar que la base de formación de nuestros ciudadanos sea la de individuos carentes de crítica, discernimiento y razonamiento. Y a la situación actual nos referimos. En los momentos tan graves que atraviesa la sociedad española actual, los ciudadanos son meros paseantes pasivos de la vida que viven , obedientes y conformistas con las asignaciones que el estado, sus gobiernos y sus intermediarios políticos les arrojen., apesar de que existen capas de población concienciadas y comprometidas con su tiempo.